EL CASCO PROTECTOR
El ensayo es el de absorción de impactos, para calcularlo, se mide la resistencia en seis partes distintas golpeándolo con un yunque plano y otro en forma de cuña lanzados a 27 km/h y a 20 km/h, en condiciones extremas de calor (50ºC) y frío (-20ºC), para asegurar así su comportamiento correcto a temperatura ambiente.
Se aclara que la fabricación de los cascos es prácticamente artesanal, por lo que -según los expertos en este tema- el comportamiento de un casco en concreto puede no ser representativo de cómo se comportarán las otras unidades del mismo lote, o sea, sus resultados no son si se hubiesen fabricado en serie.
Otro análisis importante es el que verifica de que el casco no salga despedido en caso de impacto. Este efecto es estudiado por el test de descalce y retención: Se aplica una fuerza en la parte trasera del casco para comprobar que, en caso de que impacte contra el suelo, no rote más de 30º. En la prueba de retención la fuerza a aplicar es vertical y se mide el desplazamiento que el golpe origina.
El material del que está compuesto no ha demostrado ser una condición que, por sí sola, indique la eficiencia del casco. Algunos están elaborados con fibras de carbono y kevlar, fibras orgánicas y vidrio y el resto están compuestos por una mezcla de fibras de diferente naturaleza.
1. Acertar con la talla y que se ajuste perfectamente a la cabeza.
2. Tener una buena ventilación.
3. Que los materiales sean de buena calidad.
4. No ser muy pesado.
5. Comprobar que el sistema de cierre sea seguro.
6. Que esté pintado con colores claros, vivos y con materiales reflectantes.
7. Que tenga buena visibilidad y lleve pantalla antivaho.
IMPORTANTE: El casco debe ajustarse perfectamente a la cabeza para ofrecer total garantía, por lo que acertar con la talla se convierte en algo fundamental. Según dicen los expertos, llevar un casco con demasiada holgura es casi como no llevarlo puesto. Algo "así" es muy..., ¿impropio?.